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Pero si hay algo que si se, es que existe una clase de persona que, harta, re contra re podrida, cansada, absoluta y totalmente agotada del peso que todo un año provoca sobre su ofuscado cuerpo y fatigada mente, se decide a participar de uno de los famosos cursos acelerados de verano. Uno de los muchos cursos disponibles es el de ingles.
En momentos anteriores hemos tocado temas referentes a la enseñanza, mas específicamente a la publica, mas aun a la publica secundaria y mas específicamente todavía a la escuela secundaria publica Fernando Arranz. Y entre buenas y malas cosas, pudimos apreciar el verdadero arte de la enseñanza y el aprendizaje, que tantas escuelas psicologicas han estudiado. Pero como todo en la vida, lo mejor es expandir las fronteras, llegar al horizonte y seguir.
Es de esta forma donde entramos al CUI, Centro Universitario de Idiomas. Entre las diferentes clases que se imparten que van desde portugués a chino, nos encontramos con un grupo de gente que tubo la decencia de estudiar ingles de una ves por todas en esta vida (dejando así los demás idiomas para posibles reencarnaciones futuras).
La primera clase pretendía hacernos participar para que la profesora pueda ver cuales son los niveles de nuestro conocimiento de la lengua inglesa. Así es, que uno de los primeros ejercicios consistía en recitar entre todos los números en ingles, y a cada uno asociarlo con algo que tuviéramos a mano. Así fue como empezamos con lo básico, una profesora, dos ojos, tres luces. De esta forma hasta llegar al 7. Fue ahí cuando todos callaron.
-y con el siete?-pregunto la profesora.
Como respuesta se oyó el enérgico silencio de Buenos Aires.
-seven up!!!-grita uno de nuestros compañeros, blandiendo por encima de su cabeza una botella de plástico verde como una baleadora con la inscripción de la marca de gaseosa.
No puede ser que las marcas multinacionales estén tan metidas en nuestra vida cotidiana que en una clase de ingles se asocie el 7 con una gaseosa.
Gente, por favor. Seamos mas serios, así esta el mundo por la falta de seriedad. Existo yo, les luthier, los monty python, fontanarrosa, douglas adams y muchos mas.
Pero bueno, es como quien cree que Starbucks es como macdonals. Craso error! macdonals es una truchada, ni los que comen ahí están conformes. Es cierto que tanto macdonald como Starbucks tienen un modelo de comida, bebida y modus operandi yankee inherente a ambos. Pero con la de multinacionales que tenemos todo el tiempo a nuestro al rededor... que empresa no tiene razgos distintivos horribles? Por mas capitalista, fascista, comunista, de izquierda o principe de persia que uno sea, no queda otra que consumir.
Dedicatoria Especial:
A Douglas Adams, gracias por tus libros de la "Guia del Autoestopista Galactico"
jueves, 7 de enero de 2010
La Enseñansa Universitaria de Ingles I
miércoles, 6 de enero de 2010
No Solo los Cientificos ya no saben que Inventar
Veces anteriores, mencione el echo de que los científicos ya no saben que inventar. Cuentan con supertecnologias re avanzadas, pero no saben para que emplearlas. Es aquí donde entra la magia del cine y la literatura. Cualquier científico lee un best-seller, o va al cine a ver una película con nachos con queso, y se inspira para crear un artefacto que podemos ver o leer mientras comemos nuestros ricos nachos con queso (o en su defecto unos horribles pochoclos), e imita esta tecnología, al punto de hacer indiscernible si la tecnología fue inventada por el científico o por el escritor.
Sin embargo esta ardua practica que requiere mucha atención (casi siempre focalizada en los nachos con queso y la gaseosa, seguida de unos buenos manis con chocolate), esta siendo llevada a otros campos de estudio. Antes un científico se contentaba con chorearse ideas de películas y libros, pero ahora también los políticos tienen esta misma idea.
Daré por supuesto que todos hemos visto la película "El Quinto Elemento" (si no la has visto, lo mas recomendable es que dejes de leer y la mires). En esta película nuestro famoso amigo y actor de casi todas las películas que uno tiene en mente (Bruce Willis), maneja una especie de taxi volador electrónico. Este extraño vehiculo al que estamos acostumbrados por otras películas como Harry Potter, Blade Runner y Volver Al Futuro, entre otras muchas, tiene la particularidad de controlar los movimientos que el conductor lleve a cabo. Si este comete alguna infracción de transito, como pasarse en rojo, chocar, manejar mal o dejarse balear por la policía, se le restara puntos de su licencia de conducir.
Inspirados en esto, se instauro en la ciudad autónoma de Buenos Aires, un sistema de puntos. Cada vez que te agarren sin casco en moto, borracho, chocado, volcado, te pases el semáforo en rojo, te balees con la policía y muchas otras infracciones, se te restara una cierta cantidad de puntos y si llegas al cero, GAME OVER, te sacan el registro. La idea no esta mal, pero la macana es que no pudieron resolver el problema de que sea el vehiculo el que reste los puntos. Como bien dicen los Argentinos, sabios en este arte, "echa la ley, echa la trampa" o mi favorita "echa la ley con trampa". Al no tener esa vos tan amable y tranquilizadora del auto que nos informa que acabamos de gastar nuestros últimos puntos en atropellar a una horda de manifestantes en una avenida, nadie nos asegura que al momento de cometer la infracción se te resten puntos automáticamente. Es decir, que si no hay un cana o uno de esos de la guardia urbana o similar, que justo en ese momento te este mirando y se sienta inclinado a pararte y restarte puntos... es exactamente igual que antes de que se instaurara este novedoso método futurista de control vial.
Hay que admitirlo, en la película se veía lindo y parecía funcionar (y no olvidemos lo divertido que era), pero en Buenos Aires, es casi lo mismo. De igual forma, creo que es un buen comienzo, mejor esto que nada. Hay cada asesino sicótico y rabioso manejando por ahí que no le vendría nada mal un par de puntos menos para que aprenda de una vez por todas. O cada neuquino practicando el deporte provincial del atropello de gente que se merece una cantidad de puntos para jactarse del record de perderlos mas rápido.
Pero, así es la vida. Esperemos que nuestras autoridades sigan igual de atentas a la hora de las películas como para olvidar sus nachos con queso, su gaseosa y sus manis con chocolate y que de esta forma puedan copiar, llevándose todo el merito de la idea (no es que diga que no tienen merito, solo digo que el merito del que escribió la película es mayor), y hacer de nuestra sociedad agresiva, peligrosa y horriblemente tensionada, un lugar mas ameno para vivir (no como en la edad media que te quemaban por hereje, o en la época de la colonia que te mataban por no ser criollo o en la era de los primeros homínidos en que te mataban por ser mas débil).