E aquí la ultima provincia de mi informe sobre el norte Argentino, Tucumán.
Ya veníamos bastante apenados por dejar salta, a si que tendría que ser muy linda la ciudad como para que pudiésemos apreciarla, este no era el caso. Bajamos del micro, nos pusimos protector solar y gorros y emprendimos una penosa y trágica marcha épica hacia el hotel, no Odiseo hubiera imaginado lo que ocurriría en este viaje. Salimos de
La cuadra siguiente ya era mejor y tenia sombra, puesto que el sol partía el cemento de la calle. Y en la siguiente se encontraba nuestro hotel. Estábamos contentos de llegar a el, era un hotel de 3 estrellas, antiguo, con muestras de antiguas glorias y lujos con los que actualmente no cuenta. La que nos atendió no nos trato del todo bien, pero era pasable. Fue entonces cuando nos preparamos y nos dirigimos directo a la facultad de Filosofía de Tucumán, que fue nuestro destino en toda esta Odisea. Este año el congreso nacional de Filosofía se realizaba allí.
Caminamos por largas calles ardientes hasta llegar a la facultad. Luego de asistir a algunas mesas volvimos al hotel.
Al día siguiente debíamos cambiarnos de habitación, por lo tanto, rehicimos el equipaje y nos dirigimos al desayunado, luego de una espera de 5 minutos en el ascensor. Estaba lleno de jubilados y estos se abalanzaban sobre la comida del desayuno bufete. Después de masticar y tomar lo poco que pudimos recatar, intentamos bajar por el ascensor. No lo logramos. Bajamos por las escaleras. La mujer que nos atendió en la recepción del hotel nos dijo que dejáramos las cosas en la habitación que las mucamas se encargarían del traslado a la nueva habitación (todo esto en un tono de agresión bastante alto). Le tiramos la bronca y le dijimos que subiera ella con todas nuestras cosas por las escaleras y que ella esquivara la pila de jubilados que estaban caminando por allí. La tipa nos llevo al ascensor y subimos (ella se quedo abajo). Dejamos todo en la habitación, y unos viejos que entraron en el ascensor nos dijeron que venían de Entre Ríos. Luego nos dispusimos a bajar de nuevo. Delante nuestro habían unos unos jubilaos (pareja) a la vieja se le cerro la puerta del ascensor y bajo, cuando el ascensor volvió a subir, la vieja seguía dentro, entonces subió el viejo, bajaron ambos, nosotros esperábamos allí arriba, se vuelve a abrir la puerta del ascensor y seguían los do´ viejo´ allí adentro, a si que decidimos bajar por las escaleras y precipitarnos al congreso.
Una de las peores cosas es que si te sentas a comer en un bar te pasan como mínimo 50 mendigos pidiendo. Son re molestos si uno les diera unas monedas a cada uno, se quedaría sin plata. En Jujuy o en Salta, intentan tapar la miseria y conseguir fuentes de trabajo, en Tucumán no, dejan que la gente pida garpa no ma´.
Obviamente, como todo modelo de turista común y corriente, ya que estábamos en Tucumán nos sentimos en la obligación de visitar la casita de Tucumán. La verdad que no es la gran cosa, es igual que en las monedas de 5o centavos en los billetes de 2 pesos. Adentro esta lleno de todas esas "reliquias Nacionales" sin ningún valor aparente y que están echas boleta. Como lo son: la silla donde se sentó Belgrano o Menem, la lapicera que uso San Martín o Videla, el libro que leyó Bush cuando estuvo en Tucumán, etc. Y luego la sala donde se declaro... lo que sea que se halla declarado allí. Luego nos sacamos fotos en los jardines de la casa, puesto que esta terminantemente prohibido sacar fotografías dentro de la casa, vaya uno a saber por que. Miramos largo rato los relieves de Lola Mora y un aljibe que hay allí.
Uno de los días que estuvimos, tuvimos la brillante idea de ir al cerro San Javier. Una de nuestras acompañantes del congreso decidió subir el cerro con zapatos con taco alto, y la otra con sandalias (así llegaron hasta donde llegamos) Nota: no incluyo los nombres de nuestras acompañantes para evitar problemas futuros. No tuvimos tiempo de subir todo el cerro, no terminaba mas, y en cima no había senda peatonal, una caminaba por en medio de la calle y si justo venia un auto tenias que acurrucarte contra el cerro, esto sin contar que en un principio, no sabíamos por donde se subía, así que casi lo subimos por el lecho de un escarpado rió, con piedras filosas como cuchillas. Luego de una curva, a lo lejos distinguimos un cartel, que tenia dibujada una iglesia y aparentaba decir "zona peligrosa", pero al acercarnos, nos dimos cuenta que decía "zona religiosa", durante todo el camino nos encontramos con insinuaciones religiosas (como lo son las cruces o los santos) y en el punto mas alto, nos encontramos con lo que parecía una escuela secundaria religiosa solo de mujeres, porque no encontré ningún hombre.
Mientras tenia estas extrañas visiones religiosas, con escuelas secundarias y profesoras de filosofía en un cerro Tucumano, comenzó a sonar mi celular, a lo que exclame al cielo y luego me rectifique y exclame al suelo "y ahora que?". No nada, era un mensaje de una muy amiga mía, o al menos en ese momento era mi mejor amiga, porque últimamente no somos tan amigos, sobre todo después de..., no mejor no entremos en estas discusiones metafísicas sobre la vida y el amor, porque me cabrean, dejémoslo hay, solo me escribió diciéndome que me extrañaba.
Por donde iba? así, y nada luego bajamos y volvimos al congreso.
Los Tucumanos nos an demostrado que son muy amargos en repetidas ocasiones, solo les dejo esto y mi nueva anécdota sobre los baños.
Entre al baño y un tipo se asomo mientras me lavaba las manos y grito:
-Roberto estas acá?
-si- respondió una voz desde el primer inodoro
-pido una pizza?-
-si respondió una voz del segundo baño
-que estas haciendo?- grito el de la puerta
-me lavo las manos-le conteste
-que pizza vas a pedir?- exclamo el del primer baño
-una de muzarela- le dijo el del segundo
-mira que no son muy buenas-le grite
-entonces que vas a pedir-grito el de la puerta
-una fugaza- respondí el del segundo baño
Y en este momento de confusión total, me marche riéndome.
Nos fuimos de Tucumán luego de varios intentos de accidente de trancito y volvimos a Salta, de donde volvimos a Buenos Aires.
Agradecimientos: a la mesa de política del congreso, a los del baño del restauran, a Gabriela y Claudia, a los del congreso y a Alcibíades Borracho.
Dedicatoria Especial:
A Fontanarrosa, gracias por tu humor maestro
A Douglas Adams, gracias por tus libros de la "Guia del Autoestopista Galactico"
A Douglas Adams, gracias por tus libros de la "Guia del Autoestopista Galactico"
domingo, 23 de septiembre de 2007
Tucuman al descubierto
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